Agencias
Investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. han emitido una alarma debido al aumento de casos de leishmaniasis cutánea en el país en la última década. Esta enfermedad de la piel, causada por un parásito protozoo transmitido por picaduras de moscas de arena, ha estado afectando a personas sin antecedentes de viajes internacionales, lo que indica la presencia de una cepa estadounidense del parásito.
La leishmaniasis cutánea provoca úlceras en la piel que pueden tardar meses en aparecer después de la infección y, si no se tratan, pueden dejar cicatrices desfigurantes. Afortunadamente, existen medicamentos para tratar estas infecciones.
Los investigadores, liderados por el Dr. Marcos de Almeida, han identificado una cepa de ‘Leishmania mexicana’ que está infectando a personas no viajeras en EE.UU. Esta cepa tiene una huella genética ligeramente diferente, lo que sugiere que la infección es causada por un genotipo estadounidense del parásito transmitido por las poblaciones locales de moscas de arena. Estos resultados se presentaron en la Reunión Anual de la Sociedad Estadounidense de Medicina e Higiene Tropical.
La preocupación aumenta debido al riesgo de que una forma más grave de la enfermedad, la leishmaniasis visceral, también pueda establecerse en EE.UU., especialmente entre los mosquitos de arena que se alimentan de perros importados. Los perros son los principales huéspedes de esta enfermedad, que afecta a los órganos internos y puede ser mortal.
Los expertos advierten que los cambios en las condiciones climáticas podrían estar contribuyendo al aumento de casos de leishmaniasis, creando un ambiente propicio para la supervivencia y reproducción de los mosquitos de arena. Además, la llegada regular de perros que han vivido en áreas donde circulan estos parásitos aumenta la preocupación.
La leishmaniasis visceral, causada por un parásito diferente llamado ‘Leishmania infantum’, mata a miles de personas en todo el mundo cada año y no existen medicamentos para prevenirla. Los pocos tratamientos disponibles tienen el potencial de causar efectos secundarios graves. La comunidad médica y las autoridades de salud están trabajando para abordar esta creciente amenaza y prevenir la propagación de la enfermedad en Estados Unidos.