El gobierno de los peores
Por Oscar Díaz Salazar
Tiempos turbulentos, de cambios que no siempre son para bien, de reflujos, de ajustes en la correlación de fuerzas políticas, tiempos en los que no termina de morir lo viejo, ni de nacer lo nuevo, tiempos de sacudimientos, son los que hacen posible que nos gobiernen los peores.
Tiempos que hacen posible que un personaje secundario, un actor de tercera fila, un gato del gato… se convierta en el actor principal de un drama que tiene mucho de comedia.
Tiempos en los que gobierna un individuo que tiene vínculos con todas las lacras de su pueblo: porros, priístas, dealer, delincuentes, guachicoleros, júniors, lenones, suripantas y políticos corruptos.
Tiempos de rebajar el debate público, de ataques desde el cobarde anonimato, de financiamiento y estímulo a libelos que denostan a sus críticos, de inmundicias, de lodo, de transgresión de cualquier código.
Tiempos de arrojar estiércol a la familia de los críticos y/o contrincantes, sin temor de que la propia se “ensucie”, porque ya tiene esa condición.
Tiempo de blasfemias, de tomar el nombre de Dios en vano.
Tiempo en el que se empoderaron las “gatos”.
Tiempo que será breve, pues terminada la transición, los señores reclamarán sus espacios.