Apremiante, Ley anti-chapulín
José Ángel Solorio MartínezA unos días del inicio de los tiempos de campaña constitucionales por la gubernatura de Tamaulipas, los dos más poderosos candidatos –Américo Villarreal Anaya (MORENA-PV-PT) y Truco Verástegui Ostos (PAN-PRI-PRD) han vivido una importante serie de alianzas y rupturas con actores de sus partidos y los partidos a los que confrontan. Esa permeabilidad, no es nueva. En varios procesos electorales, alcaldes, diputados locales y federales, han brincado de una trinchera a otra. Nunca como ahora, tanto alcalde había dado la espalda a la organización que los llevó al cargo de autoridad que hoy disfrutan. En la región cuyo centro de gravedad es el municipio de Hidalgo, cinco jefes edilicios instalados en ese cargo por el PAN, decidieron quemar sus camisetas azules y sumarse a MORENA y aliados apuntalando el proyecto de Villarreal Anaya. Es una cifra de presidentes municipales, nada desdeñable. Por su parte Verástegui Ostos, ha recibido abiertamente la adhesión del acalde morenista de Soto La Marina, y de Makito Peña Ortiz –de Reynosa–; este último, no la ha hecho abiertamente, pero sus actos así lo demuestran. En lo que se refiere a diputados, el candidato panista, lleva la delantera: al menos cuatro legisladores de MORENA juegan con el Truco: abiertamente o en la clandestinidad. ¿Qué lectura hay que dar a ese fenómeno tan amplio, como en ninguna época en la historia de Tamaulipas? 1.- Estamos en la expresión más alta de la ausencia de la ética política en los hombres del poder en la comarca. Esa falta de valores –lealtad a la ideología de su partido, respeto por la militancia, etc.– tienen lleno de lodo la vida partidista en el estado. ¿Cómo llamarle a alguien, que utiliza unas siglas para llegar a cargos de autoridad y luego renegar de ese partido? Cualquier respuesta, sería más que ofensiva. 2.- La desmedida ambición de los partidos, que van cachando candidatos con frágiles éticas para sumar votos a su cosecha sin evaluar los impactos de esos aliados al vapor. Esa premisa, se pueden ejemplificar con Makito: juró amor eterno a la IV T y terminó traicionándola. En la misma canasta está su madre, Maky Ortiz, que sigue intentando oscurecer la nominación de Villarreal Anaya como candidato a la gubernatura, cuando hace meses se hincó para asegurar amor del bueno a la IV T. De igual forma se puede expresar de los alcaldes de Hidalgo y su periferia. El PAN les dio todo; ahora buscan quién les de más. 3.- La política de alianzas de los partidos, ha resultado más perjudicial que benéfica. No sólo la política interna del PAN y MORENA, ha sido permeada por auténticos forajidos de la vida pública tamaulipeca; también, las alianzas partidistas, han sido fuente de relajamiento de la moral interna de las organizaciones políticas. Sería sensato y prudente, una reforma electoral funcional, que auxilie en una limpieza a fondo del sistema de partidos en la entidad. En otras palabras: apremia, una ley anti-chapulín. Nos beneficiaría a todos. Incluyendo a tanto traidor: se les achicarían las vergüenzas y penas ajenas