LA HORA DE TODOS / Víctor Contreras
Andalucía es mi tierra, yo soy del sur, y tienes que comprender / me gusta dormir la siesta y el gazpacho y buen vino / los caballos bien domados / y las charlas de casino / el baile de cuerpo entero / las guitarras bien templaás Que mis costumbres son esas y no los quiero perder…Estas líneas entresacadas de los versos de la canción “Yo soy del sur”, son un himno de la gente alegre y de las bellas mujeres y una de las ciudad más hermosas del mundo.SEVILLA, EL EMBRUJOCiudad única, mágica, con olores de azahar y sonidos de poesía en sus calles y romerías, con una asombrosa cultura y una historia fascinante que impresiona, con sus tradiciones y su arte, te abraza, te embruja, te enamora.Me llamo Sevilla, -me dijo- y tengo un color especial.Embriaga con su magia, con los cristos nazarenos, sus jardines con claveles y geranios, sus casas blancas y tejas rojas, miradores con arcos y ventanas enrejadas, “y sus costumbres que no las quieren perder”.Sevilla es amable y su alegría contagiosa. El músico Agustín Lara, le dedicó unos versos, como si aquí hubiera vivido y conocido de cerquita esta encantadora ciudad andaluza: Sevilla tierra de maravilla / Reina de la mantilla / soberana del Sol / Mujeres que saben de quereres / Y convidan placeres y convidan al amor.Capital andaluza, tierra de conquistadores, poetas, escritores, pintores y toreros, mezcló su sangre y cultura religiosa y costumbres de Moros y CristianosSu herencia, la de Gitanos, ese clan, que no se sabe de dónde viene y que va para ninguna parte, de ese pueblo que no tiene nación, pero si presume himno y bandera.La cultura musical, el flamenco, el tablao, las bailaoras, los cantaores, las coplas, el traje, la guitarra y sus compases, es herencia gitana, y España lo presume al mundo y que ha trascendido los tiempos, las épocas. Sevilla la gitana bailaora, la hechicera que enamora al cielo para vestirlo de azul.El traje flamenco no se limita al vestido sino también a los accesorios como la peineta, los pendientes, el mantón, los collares, pulseras, abanicos y los peinecillos Con mangas largas, y espaldas abiertas hasta la cintura, encajes desde el muslo hasta los tacones, especiales para sus requiebros de cintura cuando mueven sus manos y brazos con donaire, que parecen palomas en el aire, y parece que sus manos acarician un pájaro travieso a la hora del aplauso enconchado que lleva el ritmo y el tiempo de sus pasos y taconeos.Y las famosas Castañuelas, misteriosas con ese sonido del TIN y el “Carretillán” que se produce con los dedos anular y corazón de las manos. Sevilla tiene un olor especial que huele a azahar. Aquí, en esta tierra de gitanos y moros -pese al frio-, se disfruta pasear por el barrio de la antigua Judería y el famoso Barrio de Santa Cruz que inspiran poesía, música flamenca y al amor y admiración por las sevillanas y su gente hospitalaria y alegre.En esta parte andaluza embrujadora, que se comen las terminaciones de algunos vocablos, y que además les resulta encantador y seductor, como el sonido de las aves, el ruido del agua en las fuentes. ¡Mujeres! Me las imagino hablándome y cantándome cerquita al oído, ¡qué maravilla!Y prometo “a pie juntillas” no volver, porque si vuelvo, ¡aquí me quedo..!.INTRÉPIDOS CONQUISTADORESSevilla, de 700 mil habitantes, la cuarta ciudad más poblada del país, es la esencia misma de Andalucía y de España. Es sorprendente que en un kilómetro cuadrado se encuentran los edificios históricos de la Catedral, donde posan los restos de Cristóbal Colón, el descubridor de América; la famosa Giralda, vigilia de la ciudad y su Guadalquivir, y los Reales Alcázares. En el Archivo General de Indias, lugar que huele a caobas y a legajos, donde se guardan las crónicas “ y el archivo de los papeles de ultramar” y toda la historia de los intrépidos conquistadores como Francisco Pizarro, aquel inculto descubridor del Perú y el Imperio Inca, el aventurero que venció a 40 mil soldados incas con 200 españoles.Aunque sus restos quedaron en México, Hernán Cortés sobresale entre los intrépidos por su historia de amor con La Malinche y sus tres hijos con el mismo nombre: Martín Cortés. Es asombrosa y divertida la historia contada en el libro de Antonio Pigafetta sobre Fernando de Magallanes y “La Primera vuelta al mundo”: el brutal viaje de Magallanes y Elcano hace 500 años y que solo sobrevivieron 18 de los 250 tripulantes”.Y Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, el conquistador de la Florida, náufrago, chamán, comerciante y finalmente un indio más desnudo en América: “Fueron seis años el tiempo que yo estuve en esa tierra solo entre ellos y desnudo, como todos andaban”. Y vaya que nos dejó una agradable herencia en Tamaulipas.BUSCANDO A BECQUERMientras paso por el antiguo arrabal castizo de Triana, el viento frío lleva aromas de geranios y jazmines y el sol ilumina las viejas calles, busco a Bécquer en la casa dónde nació, y de paso llego al Bar más antiguo de Sevilla, “Las Escobas”, y ahí nos tomamos un café y me platicó de su desengaños.Aquel poeta y mejor prosista romántico, que vivió con un destino adverso, el orgullo de Sevilla y de todo Andalucía, dijo antes de morir: “tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo”. Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, usó el segundo apellido de su padre, compuso 79 Rimas y 17 Leyendas, y en la vida real, su economía no era boyante, vivió el desengaño: su mujer mantenía relaciones con otro hombre.Aunque la musa de su inspiración fue Elisa Guillén, de Valladolid, quien también lo desdeñó y de ahí aquel famoso verso: “volverán las oscuras golondrinas en el balcón de sus nidos a colgar…” Y además dejó inmortalizada su letra: “Poesía… eres tú”En su Glorieta del Parque María Luisa, nos tomamos fotos junto a las bellas doncellas que representan los tres estados del amor: “el ilusionado”, “el poseído” y “el perdido”, y de ahí, pasamos a un estado placentero al contemplar la majestuosidad, del imponente y bello edificio de la Plaza de España.Bécquer nació en el barrio sevillano de San Lorenzo, en el número 28 de la calle del Conde de Barajas. Sus restos descansan en la Iglesia de la Anunciación. Y ahí lo dejamos.A una cuadras de distancia, cometí la imperdonable insolencia de tomarme una foto con los poetas muertos, literatos y escritores, aquellos de “La Generación del 27”, en la planta baja del edificio del Ateneo donde el gran poeta Granadino, Federico García Lorca, dictó a su corta edad, una magistral conferencia sobre Luis de Góngora.Rubén Darío viajó a Sevilla en 1904 en busca del alma de la ciudad. “Aunque es invierno, he hallado rosas en Sevilla”, escribe seducido desde el primer momento de verla. “El encanto íntimo de Sevilla está en lo que nos comunica de su pasado”.No lo dudes, date prisa /un amigo a mí me dijo / que una mujer quiere verte / y quiere bailar contigo… / Ponte tus mejores galas / no lo pienses date prisa / que esa mujer no es cualquiera, / por nombre tiene Sevilla.Aquí, cuando cae la noche el Guadalquivir con la luz de la luna se convierte en espejo donde se plasma la hermosa imagen de Sevilla.