Yael Martínez, originario de Guerrero, fue convocado por la agencia internacional para trabajar en conjunto con fotógrafos de Nueva York y presentar un portafolio.
Con su trabajo los fotógrafos puede incidir en los cambios que requieren las comunidades, considera el Yael Martínez, uno de los nominados para colaborar en la Agencia Magnum Photo, y quien ofrecerá este miércoles 22 de julio, a las 18:00 horas, una charla que se podrá seguir a través de la página de Facebook del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo.
En entrevista, el fotógrafo originario de Guerrero dice estar muy feliz por ser candidato para colaborar en esta agencia pues “es una de las más prestigiosas en el mundo por el valor que se le da al trabajo del fotógrafo; valora en gran medida los procesos personales y a la autoría”.
“En la agencia hay pocos fotógrafos latinoamericanos y el hecho de que este año me extendiera la invitación para formar parte de ella y trabajar en conjunto con varios fotógrafos de la oficina de Nueva York, para presentar una candidatura, me llena de mucho entusiasmo y ganas de trabajar”.
Su formación empezó en 2010 en Oaxaca, tras haber ganado una beca para estudiar en el Centro de las Artes de San Agustín, él reconoce que este momento fue un parteaguas, porque no sólo comenzó su formación, sino que entendió el valor social de la fotografía. Para Yael Martínez la fotografía es un medio tecnológico con distintos usos y alcances, pues considera que ésta atraviesa prácticamente todo, por lo que los fotógrafos deberían estar obligados a generar narrativas más profundas.
—¿Cómo te nominó Magnum y qué es lo que tienes que hacer para formar parte de su equipo? Ellos abren una convocatoria anual y cualquier fotógrafo puede presentar su trabajo, pero también tienen una convocatoria para invitados, en mi caso, ellos me extendieron invitación para formar parte del ese equipo.
Entonces estuve trabajando con fotógrafos de la agencia de Nueva York para presentar un portafolio. Ellos cada año tienen una reunión anual donde todas las oficinas de Nueva York, París y Londres se reúnen y hacen una votación para seleccionar a los fotógrafos que van a iniciar ese año, yo estoy justamente en la primera parte de tal proceso.
Quedamos cinco fotógrafos, tres estadounidenses, una mujer libanesa y yo. La siguiente etapa es en dos años, cuando tengo que mostrar otra vez un portafolio de trabajo; se hace otra votación y de ahí pasas a formar parte de la agencia como asociado, pero si quieres seguir, en otros dos años nuevamente ofreces otro portafolio de trabajo y puedes aspirar a formar parte de la agencia ya como miembro de por vida.
—¿Por qué decidiste ser fotógrafo? Soy de una comunidad pequeña en Guerrero, de Taxco, uno de sus pueblos mineros. Al principio quería ser pintor, mis padres son artesanos plateros y de alguna manera siempre estuve vinculado al arte.
Después quería ser músico, pero cuando estudiaba la preparatoria empecé a descubrir proyectos fotográficos documentales de Josef Koudelka o de la maestra Graciela Iturbide, y me enamoró la fotografía, le dije a mi papá que quería ser fotógrafo. Intenté ingresar a una universidad de Morelos pero no me aceptaron, me dijeron no tenía el bagaje para ser artista. En ese momento no contaba con una cámara profesional ni sabía cuál era el método para ser fotógrafo.
Tomé cursos en una escuela técnica en Cuernavaca y empecé a trabajar como asistente de un fotógrafo, hasta que en 2010 gané una beca para estudiar en Oaxaca y también tuve otra oportunidad de estar en la fototeca de Pachuca que tenía un programa educativo, el cual ya desapareció.
—¿Qué les puedes compartir a los jóvenes fotógrafos ? Siempre he sido de esas personas que hacen todo lo posible para que las puertas se abran, por que lo mi consejo es que trabajen duro y que busquen la forma para que los proyectos salgan a la luz. En la plática que daré este miércoles les compartiré parte de los trabajos que he venido realizando de 2013 a la fecha. Son tres proyectos de largo aliento que he realizado: el primero es un trabajo que habla de las familias con personas desaparecidas.
Actualmente trabajo con un grupo de madres en los Mochis en Sinaloa.
El otro proyecto, que he realizado desde 2017, en colaboración con otro experto de otras disciplinas, es sobre rituales indígenas que se realizan como peticiones de lluvia lluvia. Y la última propuesta es sobre la importancia de la cultura afro en México, en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca.
Milenio.