Los ventiladores fueron un proyecto conjunto entre el gobierno federal, el Conacyt, las universidades y la industria privada para reducir los costos.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) construyó dos tipos de ventiladores mecánicos invasivos de mezcla de gases para tratar a los pacientes graves de coronavirus; estos dispositivos fueron bautizados como Suspiro y Dios del Viento, informó el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela. Durante La Mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que se trata de una muy buena noticia para México, pues permite al país ser autosuficiente y no depender de la “solidaridad internacional” para tratar a los pacientes durante la pandemia de covid-19.
El secretario de Salud destacó que se trata de un trabajo conjunto entre el Conacyt, sus centros de investigación, el gobierno federal, la industria privada y las universidades, lo que permitió crear los primeros ventiladores hechos en México.
“Se ha logrado construir dos tipos de ventiladores de alta especialidad, accesibles a todas y todos, en respuesta a las necesidades más urgentes en este escenario de la pandemia. Todo ello reduciendo gastos y aumentando eficiencia, de este modo fortalecemos nuestra presencia tecnológica y ganamos soberanía nacional. “Los nombres de los recién nacidos, aquí presentes, están a la altura de la hazaña tecnológica: Gätsi, suspiro en otomí, y Ehécatl 4T o dios del viento en náhuatl”, dijo.
La directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, declaró que se hizo un comité técnico para determinar la calidad y la bioseguridad para poner en funcionamiento y al acceso del público los ventiladores, que requirió a un gran equipo de investigadores. De los dos tipos de tecnologías desarrolladas, el denominado Ehécatl 4T es el primer ventilador del Estados mexicano que, incluso, posee una patente accesible a todos, ya que representa 70 por ciento de ahorro respecto al precio estándar del mercado y del cual ya fueron producidas las primeras 500 unidades.
Fue desarrollado en el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (Cidesi), un centro público de investigación del Conacyt, que posee un microcontrolador capaz de calcular y aplicar la presión necesaria durante los ciclos de ventilación de los pacientes.
El ventilador Gätsi, hecho en conjunto con una empresa Dydetec, cuyo precio representa un porcentaje de ahorro de 60 por ciento, y del que también ya fue producido el primer lote con 500 unidades, posee transferencia tecnológica y escalamiento con apoyo del Cidesi y el Conacyt y su ventilación mecánica está basada en un sistema de control por microrpocesadores que son accionados neumáticamente. La unidad de control que posee este equipo tiene la capacidad de calcular y controlar las funciones necesarias para impulsar la ventilación controlada o asistida en pacientes adultos y también en pediátricos.
Ambos ventiladores están diseñados con sensores de control, presión y volumen, son de fácil limpieza y uno está basado en un principio isomórfico respecto al pulmón, que a través de una bolsa conocida como ambu bag lo simula. Asimismo, fueron probados en pulmones artificiales y sistemas biológicos, que cuentan con especificaciones internacionales. El costo de los equipos representó una inversión menor con respecto a los costos usuales de aquellos ventiladores producidos en masa. 227 millones 391 mil 592 pesos por parte de la Secretaría de Salud y del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). 32 millones 500 mil pesos por parte del Conacyt.
En los proyectos participaron la Secretaría de Salud con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), los institutos nacionales para Enfermedades Respiratorias y de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, así como los centros nacionales de Excelencia Tecnológica en Salud y de Programas Preventivos y Control de Enfermedades. También, las secretarías de Economía (SE), de Relaciones Exteriores (SRE), la Defensa Nacional (Sedena) y la Fuerza Aérea mexicana, que ayudó a transportar las piezas. “Logramos en cinco meses lo que usualmente dura entre tres o cinco años para desarrollarse.
La soberanía científica y la independencia tecnológica es la forma de responder de este gobierno a los retos. Estamos viendo el nacimiento de una industria nacional para salvar vidas”, afirmó la directora del Conacyt.
Nota tomada de Milenio.