Las diferencias norte-sur son las diferencias evidenciadas entre Pedro Sánchez y Mark Rutte en su reunión de este lunes en La Haya. El presidente del Gobierno inició su gira europea en la plaza más complicada para buscar un acuerdo por los fondos postcovid de la UE, solo días antes de un Consejo Europeo en el que se podría aprobar el reparto de los fondos de recuperación.
“Es vital lograr un acuerdo en el próximo Consejo, perder más tiempo solo retrasará la recuperación. Necesitamos una respuesta acorde a la magnitud de la pandemia, que nos haga salir de esta crisis con una Europa más verde, digital e inclusiva”, escribió Sánchez tras el encuentro, justo después de que Rutte asegurase que el acuerdo “es complicado”.
Ya el martes, Sánchez se reunirá con la canciller Angela Merkel, en un momento en el que Alemania ostenta la presidencia de la UE; y finalmente el miércoles estará en Estocolmo con el jefe del Ejecutivo sueco, Stefan Löfven.
España será previsiblemente el segundo país más beneficiado, tras Italia, en el reparto del fondo -son los dos estados miembros más afectados por la pandemia-. La palabra “solidaridad”, por tanto, estará muy presente en el discurso que Pedro Sánchez quiere trasladar a sus homólogos.
El Gobierno busca que la mayor parte de lo que perciba España sea a través de ayudas directas, frente a la postura de los países frugales -Países Bajos, Dinamarca, Austria y Suecia, última parada de Sánchez-, que quieren imponer condiciones severas al reparto.
Fuentes consultadas por 20minutos aseguran que la semana será “muy larga” y se preguntan “en qué condiciones se llegará” al Consejo Europeo de los próximos días 17 y 18. En ese contexto “cobra cada vez más fuerza la opción de que no se apruebe el plan hasta septiembre”, algo que “nadie quiere” porque supondría un retraso “difícil de explicar”. La respuesta, dicen, “tiene que ser rápida”.
La semana pasada, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, presentó una propuesta de compromiso que incluía cambios tanto en el fondo de ayuda postcovid como en el presupuesto ordinario de la UE 2021-2027 (lo que se conoce como marco financiero plurianual o MFF) y mantenía esos ‘cheques’, dando un paso por tanto en la dirección que reclama La Haya.
Michel también reformó la propuesta de la Comisión para que las ayudas europeas y los planes de reforma nacionales sean sometidas a un mayor control por parte de los Gobiernos nacionales (el Consejo de la UE), no solo del Ejecutivo comunitario, pero Países Bajos insiste en que ese control sea por unanimidad, es decir, que todos los Gobiernos de la UE puedan vetar los proyectos y las ayudas de sus socios.
Tanto el fondo de ayuda como el presupuesto comunitario deben aprobarse por unanimidad de los Veintisiete y Rutte ha hecho saber que él no tiene prisa por alcanzarlo, al contrario que Francia, Alemania y los países del sur y la propia Comisión Europea, que apremian a acordarlo cuanto antes, si es posible los próximos días 17 y 18. Para tratar de atraer a los ‘frugales’, Michel también ha propuesto algunos cambios en la clave de reparto y otras medidas, como un fondo especial de 5.000 millones para ayudar a los países más afectados por el impacto del brexit.