La conductora, en el espacio ‘Netas Divinas’, también platicó cómo enfrentó la situación con sus hijos Leonardo y Paulo.
Para cada una de las conductoras de Netas Divinas, el programa se ha convertido en una plataforma en la que pueden sincerarse y sin intermediarios contar sus más profundas preocupaciones, enfrentar sus miedos y abrir su corazón, como pocas veces, para contar sus experiencias más difíciles.
Esta vez tocó el turno a Paola Rojas, quien había dicho muy poco acerca de la separación que tuvo con el ex futbolista Luis Roberto Alves dos Santos, mejor conocido como Zague; sin mencionar su nombre al aire, la conductora sí contextualizó para entender que estaba hablando acerca de la crisis familiar que vivió.
“Les voy a contar algo muy personal que, para mí, representó una enseñanza de las grandes; cuando tuve una bronca muy fuerte familiar, en fin, que fue un escándalo que lo supieron todos los terrícolas…”, comenzó diciendo Paola, quien, rodeada por sus compañeras pudo hablar en confianza de la situación.
Rojas comentó que una de las cosas en las que está trabajando actualmente es en la de perdonarse a ella misma, algo que sabe es muy importante: “Me exijo mucho y cuando me equivoco me trato tan mal, me regaño tan fuerte, o sea sí, mi nivel de exigencia personal es demasiado alto”.
Durante esa “bronca familiar”, recordó Paola, lo más importante para ella era el salvaguardar a sus hijos, tratando de evitar que se enteraran de que algo estaba mal: “Tuve una etapa muy difícil, personalmente fue de verdad muy complicada y yo estaba, además, como muy enfocada en que mis hijos estuvieran bien.
“No era momento todavía de comunicarles ciertas cosas y como que guardaba todo el tiempo la compostura y la fuerza para ellos y para que no me vieran mal, ni tantito, fue un esfuerzo agotador y, además, ¿qué creen?, fue un esfuerzo inútil”, aceptó, con toda honestidad, Rojas.
Una de las consecuencias de mantener siempre la calma fue que sus hijos dudaron en sincerarse con ella cuando ya les contó lo que estaba pasando: “Ya luego de un tiempito, hablando con la psicóloga de mis chiquitos, me dijo: ‘Paola, ¿sabes qué está pasando? Que sí lo has hecho muy bien en esta parte de que te vean entera.
“El tema es que te han visto tan bien, que no encuentran ese huequito para entrar, no encuentran esa puertita, esa ventanita, ¿sabes por qué? Porque sí es un momento de angustia para la familia y tú estás tan fuerte que, ¿por dónde llegan a esa mamá que no tiene fallas?'”, contó Rojas de aquel encuentro con la terapeuta.
Fue en ese momento en el que a Paola le quedó algo muy claro: “Entendí tanto, o sea, yo haciendo un esfuerzo tan brutal y al mismo tiempo enseñándole a mis hijos a no expresar sus emociones”. A partir de ese momento decidió que ya no ocultaría su vulnerabilidad ante los niños.
” Hay que enseñarles que cuando te duele y lo compartes con la gente que amas, lo sanan juntos, evidentemente, sin perder de vista que hay un adulto y dos menores y que cada quien tiene herramientas de acuerdo a su edad y a su capacidad. De verdad, ser el roble no necesariamente es una buena idea “