El sospechoso del caso Madeleine McCann, el alemán de 43 años Christian Brueckner, ha sido recientemente vinculado a otras desapariciones de niños sin resolver en distintos países y en un intervalo temporal de más de 20 años.
Uno de los casos que la Policía está investigando es el de René Hasee, un pequeño de seis años que desapareció en 1996 en el Algarve portugués, la misma zona en la que Madeleine fue vista por última vez. Otra de las ausencias estudiadas por las autoridades es la de Inga Gehricke, una niña de 5 años cuya pista se perdió en Alemania en 2015, según ha informado The Guardian.
El pequeño René desapareció mientras pasaba las vacaciones con su madre y la pareja de esta en 1996 en la localidad de Aljezur, en el Algarve, a unos 40 kilómetros del resort donde Madeleine fue vista por última vez en 2007.
El padre del niño, Andreas Hasee, ha explicado que el pasado viernes recibió la llamada de un investigador alemán para informarle de que habían reabierto la investigación de su hijo, después de que el nombre de Christian Brueckner apareciera como principal sospechoso en el caso Madeleine.
La Policía investiga también la relación de Brueckner con la desaparición de Inga Gehricke, cuya pista se perdió en un bosque de la región alemana de Sajonia-Anhalt el 2 de mayo de 2015.
El caso de Inga se ha comparado en muchas ocasiones con el de Madeleine, ya que no se halló ninguna pista durante la investigación, hasta el punto de que se la conoce como la “Maddie alemana”. La familia criticó en múltiples ocasiones que las pesquisas no se prolongaron durante el tiempo suficiente, pues el caso se cerró en “apenas cuatro semanas”.
La niña desapareció en una zona boscosa cerca de un centro para personas con problemas mentales y de alcoholismo gestionado por Iglesia entre las 18.30 y las 18.45 horas. Inicialmente, se creyó que la pequeña se había perdido mientras buscaba madera para una barbacoa y se llegó a ofrecer una recompensa de 25.000 euros por cualquier pista sobre la menor.
“Cazar algo pequeño”
Fue una conversación de Skype de Brueckner en septiembre de 2013 la que ha conducido a pensar que el sospechoso del caso Madeleine McCann podía haber actuado previamente. En el chat, aseguraba que quería “cazar algo pequeño para utilizarlo unos días”.
Cuando su interlocutor le contestó que podía resultar peligroso, él dio a entender que tenía experiencia previa en la materia: “No si después se destruyen las pruebas”.