La alta cifra de fallecidos por coronavirus está haciendo que muchos países lleven a cabo medidas excepcionales para paliar con la saturación que sufren los servicios sanitarios por la pandemia
Pero también los funerarios, al borde del colapso por la alta demanda que están recibiendo desde que se inició la crisis. Ecuador ya lleva semanas recurriendo a miles de ataúdes de cartón ante la escasez de los tradicionales de madera y la incapacidad para poder sepultar a todos los cadáveres que se acumulan, sobretodo en la ciudad de Guayaquil. Asociaciones de cartoneros e incluso presos se están volcando en la construcción de estos ataúdes para poder brindar a las víctimas lo que la alcaldesa de Guayaquil destacó como “una gran ayuda para brindar una digna sepultura a las personas fallecidas durante esta emergencia sanitaria”.
En Estados Unidos -el país más afectado con un millón de infectados- las funerarias, abrumadas por un aumento masivo de fallecidos, también han tenido que recurrir a los ataúdes de cartón, cuya construcción se ha intensificado en varios estados para poder mitigar el impacto de una forma más económica y rápida, pues se trata de un material que se quema antes que la madera.
En ninguna parte es más evidente la tensión que en los crematorios de la ciudad de Nueva York, que atienden a una población de más de ocho millones de personas, ya que se ven en la necesidad de tener que operar aproximadamente 10 horas al día. Con un 30% de los fallecidos de todo el país, las funerarias de los distintos barrios de la Gran Manzana trabajan desconcertadas con el incremento de víctimas del coronavirus y acuden a los ataúdes de cartón para poder atender a todos los cuerpos y evitar el colapso.
Los crematorios de Maryland, otro de los estados más golpeados del país norteamericano, se enfrentan también a la nueva realidad del coronavirus, que ni siquiera permite a los familiares poder despedirse de sus seres queridos por el peligro de contagio. De esta forma, esperan en la puerta a que los trabajadores cremen el cuerpo, metido dentro de un ataúd de cartón marcado como fallecido por COVID-19 y le entreguen las cenizas del familiar.
“Nos están pidiendo ataúdes de Estados Unidos, Ecuador, Brasil, Perú y otros países de la región”
Ante esta situación, la empresa argentina ‘Argenpack Corrugados’ ha decidido prevenir y prepararse ante una posible propagación masiva del virus y ya fabrica a escala industrial miles de ataúdes de cartón en sus fábricas. Lo mismo están haciendo en ‘Restbox’, empresa destinada a la producción de ataúdes de cartón ecológicos y cuyo titular ha asegurado a un medio local que la demanda ha crecido exponencialmente por el coronavirus. “Estamos en tratativas para exportar, porque nos están pidiendo ataúdes de Estados Unidos, Ecuador, Brasil, Perú y otros países de la región”, cuenta el empresario argentino al mismo medio.
“Morir sale caro”
“Morir sale caro”, afirma la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en un estudio en el que analizan los costes de los servicios funerarios en España. De media, un entierro sencillo supera los 3.500 euros, sumando los costes adicionales (velatorio, ataúd, inhumación o incineración, flores, coche, esquelas…). Esta cifra varía notablemente entre comunidades, con una diferencia de hasta 900 euros en función de la localidad en la que se produzca el funeral. A pesar de la creencia de que la cremación puede ser más económica, el precio de la misma ronda los 600 euros, pero varía también según el servicio de cementerio.
“Dentro de los costes del servicio funerario, el féretro, arca o ataúd es el apartado que más eleva la cifra final”, asegura la OCU en el estudio. Tomando como modelo el común, una caja de plomo o cinc sin lujos, el precio oscila entre los 580 euros que cobrarían en ‘Funeraria Bizkaia’, hasta los 2.622 euros de los ‘Serveis Municipals’ de Barcelona, la ciudad en la que sale más caro morirse.
Muchas familias no pueden permitirse estos precios que incluso se han inflado con al crisis del coronavirus, a pesar de la prohibición del Gobierno de subir los precios para evitar abusos.
El oligopolio español contra el ataúd de cartón
La alternativa más barata la importó Javier Ferrándiz, un empresario que decidió implantar en España el ataúd de cartón, usado ya en otros países como Francia, Inglaterra o Estados Unidos. No obstante, el oligopolio que predomina en el sector funerario español se lo puso complicado desde el primer momento, viendo su negocio amenazado por ‘RestGreen’, la empresa de Javier, que ofrece ataúdes de cartón a un precio que oscila entre los 100 y 200 euros.
Tras años de lucha por conseguir la homologación del producto en todas las comunidades autónomas, Ferrándiz finalmente logró obtenerlo; aunque, lejos de terminar con todos sus problemas, se encontró con las trabas que imponen las funerarias cuando un familiar desea enterrar a su ser querido con uno de estos ataúdes de celulosa.
“Les decimos que pregunten primero a la funeraria si le van a dar el servicio, y todas las respuestas suelen ser iguales: no”
Desde que se iniciara la crisis del coronavirus, asegura que “hemos recibido mucha demanda a raíz del coronavirus, de toda España y también de Sudamérica”. A pesar de que “no hay nada ilegal en que la familia pueda llevar un féretro, siempre y cuando esté homologado y cumpla toda la normativa”, el empresario lamenta que ciertas funerarias no se lo permitan. “Cuando la familia nos pregunta el precio y nos solicita información, nosotros lo primero que le decimos es que pregunten primero a la funeraria si le van a dar el servicio o no, y todas las respuestas suelen ser iguales: que no le dan el servicio”, señala Ferrándiz a 20minutos.
“El problema es que no quieren que lleguemos al mercado, ni a las familias”
Esta alternativa ofrece un ataúd “mucho más económico, biodegradable y que no contamina”, al no llevar ceras, barnices ni otros materiales contaminantes para los suelos y el aire. Supone, por lo tanto, una solución a la problemática a la que tienen que enfrentarse muchas familias e incluso consistorios, a la hora de paliar con el aumento masivo de fallecidos por coronavirus. Desde ‘RestGreen’, han llegado incluso a ofrecer su producto a la Comunidad de Madrid y al ayuntamiento de la capital, pero “nos dijeron que nos pusiésemos en contacto con las funerarias, que ellos no eran los encargados”.
Ahora, siguen con la lucha por derribar las barreras que se alzan a la hora de comercializar el producto y las exigencias mucho más duras que, según dice, se le imponen a ellos y no al resto de funerarias, cuyo catálogo cuenta con cientos de féretros y que, por lo tanto, “tendría que haber cientos de homologaciones”. “El problema es que no quieren que lleguemos al mercado, ni que lleguen a las familias”, concluye.
Nota tomada de 20minutos.es