Al igual que el coronavirus, la peste de la guerra debe ser combatida. Foto: Cristian Hernández, Cuartoscuro.
Son días extraños. La pandemia provocada por el coronavirus ha paralizado una buena parte de las actividades diarias de más de la mitad de la población del mundo y en México ha detenido las actividades educativas, recreativas y buena parte de las actividades económicas. Y sin embargo, la guerra, que ya se padecía desde hace más de una década, sigue imparable con su estela de muertos, desaparecidos y enterramientos clandestinos. La guerra no está en cuarentena, sigue creciendo por todo el país.
De hecho, la llegada de la pandemia de coronavirus en marzo fue, a la vez, el mes más violento en lo que va del actual Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Se cometieron 3 mil asesinatos y 78 feminicidios. La cifra de homicidios dolosos de marzo significó un incremento de 8.4 por ciento más que el mes previo.
Pese a que el país entró en cuarentena por la pandemia de COVID-19, los asesinatos siguen ocurriendo en el país, especialmente en los estados de Guanajuato, Estado de México, Michoacán, Chihuahua, Baja California y Jalisco.
Al igual que los asesinatos violentos, las desapariciones no han cesado de ocurrir en todo el país. En Jalisco, basta revisar las páginas de los colectivos de familias que buscan a sus desaparecidos para ver los reportes casi diarios de personas desaparecidas en el estado. Guadalupe Aguilar, de Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej), dijo en entrevista que sólo en la última semana a su agrupación se reportaron 13 casos de desapariciones, y que en las semanas anteriores las cifras eran semejantes.
En las páginas de redes sociales del colectivo Por Amor a Ellos, del mismo modo, se pueden encontrar reportes de mujeres (algunas de ellas adolescentes) y hombres desparecidos en todos los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara. Solamente entre los meses de marzo y abril, ya en plena emergencia sanitaria, Por Amor a Ellos recibió solicitud de apoyo para buscar a 107 personas.
Las familias que tienen personas desaparecidas tienen preocupación fundada que en el contexto de la emergencia sanitaria, las autoridades dejen de buscar a sus desaparecidos. Por este motivo, Por Amor a Ellos dio a conocer un comunicado, el pasado jueves, para demandar al Gobierno de Jalisco que las labores de búsqueda se consideren prioritarias, y no se detengan las búsquedas.
“Urgimos al gobernador a que declare la búsqueda e investigación de personas desaparecidas como actividades esenciales, a que gire instrucciones para que las instituciones sigan operando adecuadamente y cumplan con los principios consagrados en la Ley General, esto con las debidas medidas de higiene en el contexto de la pandemia, y que comunique adecuadamente que las dependencias estarán abiertas”.
Pero Jalisco no es la excepción en cuanto a la regularidad del fenómeno de las desapariciones. Lo mismo ocurre en todo el país, según me confirmó Yolanda Morán, del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM), especialmente en Guanajuato que sigue como el estado más violento del país.
Las medidas de confinamiento social han motivado a muchas de las madres que encabezan las labores de búsqueda de sus hijos a confinarse en casa y modificar sus hábitos de trabajo para seguir demandando a las autoridades la búsqueda de sus familiares desaparecidos, indicó Yolanda Morán. Pero en algunos casos, como en Sinaloa, hay colectivos de familiares que siguen saliendo a hacer búsquedas en campo, duplicando al riesgo de su seguridad, ahora el riesgo sanitario.
A la preocupación porque se detengan las labores de búsqueda, algunos colectivos han manifestado su preocupación porque la pandemia de coronavirus va a exacerbar la crisis forense que ha provocado la guerra de la década pasada.
Además se externaron preocupaciones por el manejo de los cuerpos de personas fallecidas por coronavirus, pues inicialmente la “Guía de manejo de cadáveres por COVID-19” emitida por la Secretaría de Salud, indicaba dar preferencia a la cremación de los cadáveres.
Ante esto, el 13 de abril el Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios de Saltillo, Coahuila, emitió un documento en el que pedía a las autoridades de Salud reconsiderar esta situación dado el contexto de desapariciones y crisis de identificación de cadáveres que existe en México: “Nos preocupan contenidos de estas disposiciones legales, por ejemplo, lo relacionado a la orden de incineración -o cremación- de las personas fallecidas aún sin confirmar la causa de muerte, ni la identificación certera de la identidad de éstas; así como la ausencia del proceso sobre el cuidado o trazabilidad de los cuerpos hasta su inhumación o incineración”.
Con tino, las autoridades de Salud atendieron la petición del centro Fray Juan de Larios al que se habían sumado el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México. Un día después del pronunciamiento del Centro Fray Juan de Larios, el Subsecretario de Salud Hugo López-Gatell informó que se tomó en cuenta las demandas de esta organización de derechos humanos y de las organizaciones de familiares de desaparecidos. López-Gatell, indicó que se va eliminar el criterio de cremación en atención a la normativa que protege a las víctimas de desaparición.
En estos tiempos de la pandemia, es prioritario proteger la salud y por eso estamos en cuarentena. Pero al igual que la epidemia por COVID-19, las autoridades no deben olvidar la atención a las familias que buscan a sus desaparecidos y continuar con la búsqueda en vida de los ausentes. Al igual que el coronavirus, la peste de la guerra debe ser combatida.
Nota tomada de msn.com