Agencias
Restaurada totalmente tras el dramático incendio de abril de 2019, la catedral de Notre Dame de París vuelve a abrir este sábado sus puertas al mundo, con la presencia de unos 40 dirigentes mundiales.
Entre los invitados figuran el presidente electo estadunidense, Donald Trump, que aterrizó en la capital francesa este sábado temprano, y el mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, que llegó horas después.
Ambos se reunieron en su primer encuentro desde la victoria electoral de Trump a principios de noviembre. También asistirán al evento el príncipe Guillermo, el príncipe Alberto de Mónaco, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y la primera dama estadounidense, Jill Biden.
Fuentes francesas anunciaron que el multimillonario y propietario de la red social X, Elon Musk, un aliado de Trump, también estará presente en los actos. Trump mantuvo un encuentro con Macron en el palacio del Elíseo y Zelenski se sumó a la reunión. Los tres posaron para una foto, sin hacer comentarios, antes del inicio de las conversaciones, previas a la reinauguración de la catedral de Notre Dame a la cual asistirán.
Todos serán recibidos por el presidente francés, Emmanuel Macron, que puso en la reconstrucción de Notre Dame todo su empeño personal, aunque la inauguración se da finalmente en un momento en el cual está confrontado a una grave crisis política.
El papa Francisco estará ausente, aunque se leerá un mensaje suyo en la apertura de las ceremonias. El sumo pontífice considera que “hay lugares donde es más necesario que vaya a aportar consuelo”, explicó el arzobispo de París a AFP. Francisco participará por lo demás dentro de unos diez días en un congreso religioso en la isla francesa de Córcega.
La completa renovación del templo ha costado unos 770 millones de dólares, sufragados con las masivas donaciones provenientes del mundo entero, en particular de Estados Unidos.
“Es magnífico y también muy personal para mí. Y me parece fantástico que [Trump] esté aquí, y todos esos dignatarios”, declaró Joe, de 65 años, un visitante proveniente de Filadelfia.
Noëlle Alexandria, una turista canadiense, contó que estaba en los alrededores de la catedral desde el alba y que tenía la intención de “quedarse ahí” el tiempo que fuera posible.
Las condiciones meteorológicas obligaron a suspender los actos iniciales en la plaza ante la fachada de la catedral, y los cerca de mil 500 invitados asistirán a las celebraciones dentro del templo. Un espectáculo musical con estrellas francesas e internacionales fue grabado finalmente el viernes, y será retransmitido tras la ceremonia.
La catedral gótica, cuya construcción se inició hace más de 860 años, sufrió un devastador incendio el 15 de abril de 2019. Las imágenes del desastre dieron la vuelta al mundo. Esta reinauguración supone otro jalón en su agitada historia, con un tejado totalmente reconstruido, una nave y un crucero limpios, un mobiliario nuevo y moderno y una iluminación modulable gracias a lámparas led.
El órgano, fabricado hace tres siglos, fue desmontado, limpiado y vuelto a instalar. Si bien la nave de 60 metros de longitud se muestra ante los fieles de un blanco inmaculado, las capillas adyacentes lucen colores espectaculares, gracias al meticuloso trabajo de centenares de artesanos. Entre ellas, la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, una rareza entre los templos europeos, que será objeto de una celebración especial el 12 de diciembre.
Las celebraciones durarán en realidad “seis meses”, aseguró el arzobispo de París, Laurent Ulrich. Notre Dame prevé misas de agradecimiento para los donantes y el personal que reconstruyó el templo, entre otros. Tras las obras, Notre Dame es “una catedral como nunca la hemos visto antes”, aseguró Philippe Jost, responsable del proyecto de restauración.
La ceremonia arrancó a las 19:00 horas con la apertura de las puertas por parte del arzobispo. Monseñor Ulrich golpeó tres veces las puertas con su báculo y desde el interior, el coro de Notre Dame responderá a los llamados.
Las medidas de seguridad son importantes, y todos los accesos y puentes en torno a l’Île de la Cité, donde nació París y donde se halla la catedral, están acordonados. Dentro, los invitados descubrirán todo el mobiliario diseñado expresamente para esta nueva etapa del monumento, como las sillas, o el moderno baptisterio en la entrada de la nave, diseñado por el artista Guillaume Bardet.
Al fondo, detrás del altar, otra audaz innovación: el relicario donde se guarda la Corona de Espinas, un gran disco de cristales dorados con un centro de azul cobalto. Monseñor Ulrich procede después al “despertar” del órgano. Lo invoca ocho veces y cuatro organistas a los teclados improvisarán sucesivamente una respuesta musical.
Los asistentes podrán escuchar un mensaje especial del papa Francisco, y el coro entonará un “Magnificat” y un “tedeum”.
En el programa musical, el director venezolano Gustavo Dudamel encabeza la Orquesta Filarmónica de Radio France, acompañado por el pianista chino Lang Lang, así como de la soprano sudafricana Pretty Yende y el tenor francosuizo Benjamin Bernheim. Tras abandonar el templo, los invitados serán recibidos para un banquete de honor en el Palacio del Elíseo.
El domingo habrá dos misas, a las 10:30 horas de nuevo en presencia de los dignatarios civiles y religiosos, para consagrar el altar; y a las 18:30 para el público. Será el momento culminante de un proceso de reconstrucción que movilizó al unísono a la sociedad francesa y a la opinión pública mundial.