El chusco empate entre el PAN y MORENA
José Ángel Solorio Martínez
¿Y los alcaldes panistas de Tamaulipas?
¿Qué hacen?
¿Siguen en el PAN o se echaron en brazos de MORENA?
¿Los ha convocado su dirigente el Cachorro Cantú, para cohesionarlos en un bloque opositor serio, al gobierno de la IV T?
Más de una treintena de jefes edilicios azules, vagan como fantasmas en los páramos del estado por el abandono de su líder. No se ven –desde antes de la veda electoral, no existían en el escenario regional– como no se han visto en el pasado.
Enorme capital político azul, dilapidado de la peor y más fea manera.
El Cachorro los tiene en la más completa marginación, porque no alcanza a comprender el potencial político que ese importante número de ediles podría aportar a su partido.
No se escuchó la voz de ese conglomerado, ni cuando se autorizó el presupuesto para el año que transcurre. Para ellos, ¿resultó equitativo el reparto del dinero para los ayuntamientos?; no se sabe, porque no escuchamos sus voces. ¿Es justo el plan de obras y el plan para la ampliación de servicios, entre los 43 municipios del estado?; mutismo de los presidentes municipales
¿Hubo equilibrio entre los gastos autorizados a los municipios marginados y a los municipios con mayores índices de desarrollo? Se desconoce: los comandantes de los cabildos, no dijeron esta boca es mía.
Ello, lleva a inferir las fatales dolencias de los alcaldes albiazules: no asimilan la relevancia que tiene su cargo, al tiempo de existir un vacío de liderazgos en el PAN; no ha podido articular ese entramado que pudiera transformarse en una fuera de presión y de contrapeso formidable, a la administración de Américo Villarreal Anaya.
La otra variable que aporta una envidiable fortaleza a los Ayuntamientos, es la posibilidad de girar iniciativas de ley al Congreso local.
MORENA, de Tamaulipas, ha sido un partido con suerte desde el 2018.
AMLO, llevó de la mano a los morenistas todos esos años, hasta articular un voto duro en la región, que fluctúa entre los 750 mil a 800 mil votos.
Al parecer, ese ritmo ascendente de los guindos continuará este 2023 hasta cerrar el 2024.
La errática gestión directiva del Cachorro, es otro ingrediente que ayudará a los morenistas a amacizarse en todos los parajes tamaulipecos.
Cantú, ya exhibió todas sus debilidades como conductor de militancias.
De igual forma, ha mostrado sus exageradas limitaciones en la praxis política.
Apremia una reconstrucción en las filas de los blanquiazules.
Chachorro, ya dio lo que tenía para dar.
No puede más.
Sus desmayos, sus padecimientos, son la evidencia de que su ciclo terminó; ya no quiere, porque no puede, seguir en el cargo.
Se agotó, no sólo físicamente; se fundió, a la vez, políticamente.
¿A qué insensato se le ocurrió dar al dirigente Cantú, dos responsabilidades tan importantes como ser legislador y líder del PAN en Tamaulipas, al unísono?
¿Acaso no cuenta con más personajes para esas asignaciones?
Apremia para el PAN, incorporar sangre nueva en la dirigencia.
Apura, a los azules, responsabilizar a un líder para amalgamar los esfuerzos de los ediles.
Obliga al panismo, la recomposición de sus estrategias en la entidad.
La ciudadanía, ruega porque esa exhibición de incompetencias entre el PAN y MORENA –hasta hoy–, deje de ser un picaresco, como chusco empate.