La oculta derrota de los makyavélicos…
José Ángel Solorio Martínez La sorprendente elección del 2021, dejó valiosas enseñanzas. Actores políticos, candidatos y alcaldes enfrentaron desafíos que marcarán sus futuros. Algunos, festinaron victorias pírricas; otros: lanzaron las campanas al vuelo con justificadas razones. El gran ganador, sin duda, fue MORENA: incrementó sus posiciones de poder, en un 200 por ciento en alcaldías –aunque demográficamente, gobernará a la mayoría de los tamaulipecos– y en las diputaciones locales escaló en más de 100 por ciento sus parlamentarios. Reynosa, siempre ha sido una microrregión atípica. Por su clase política. Por sus partidos políticos. Por el sistema político, que la interacción de esos factores y la ciudadanía se han dado. Esa atipicidad, obliga a realizar un análisis objetivo, sin pasiones de los resultados obtenido por el grupo de los Makiavélicos, ahora ataviados de morenistas. Doña Maky y su familia, fueron derrotados ganando. ¿Perdieron los Makiavélicos? Efectivamente: resultaron victimados. Veamos los fríos dígitos: hace dos años Maky, fue electa con casi 150 mil votos, bajo la sombra del gobernador y del PAN –increíble: ¡fue el único municipio del país en donde un candidato sacó más votos que AMLO!–. José Ramón Gómez (JR), por MORENA, obtuvo la nada despreciable cifra de casi 100 mil sufragios. Sin duda, una de las mejores campañas del lopezobradorismo en la historia tamaulipeca. Hace unas semanas, el Makyito, postulado por quién sabe qué artes como candidato a la alcaldía bajo el color guindo, ganó la alcaldía. El Chuma no le hizo ni cosquillas: se quedó abajo por casi 15 mil papeletas. Sólo que el hijazo de su vidaza, apenas arañó los 80 mil votos. ¿Y eso, que significa? ¿Acaso empaña el gane del jovencito? Refleja los siguientes datos: que la Makyiavélica, su viejón y su retoño ¡perdieron 70 mil votos en dos años de gobierno!; evidencia, que la acelerada pérdida de consensos de la doctora y su familia que en medio de la euforia, no comprenden que los índices de rechazo para ellos es exponencialmente acelerado. Es palpable: al interior y al exterior de MORENA, se han generado núcleos de repulsa contra la célebre estirpe. Tan emocionados andan con el exitoso resultado, que ya piensan en la gubernatura. No han oteado el horizonte, en donde alcaldes como Lalo Gattás, Mario López la Borrega y Adrián Oseguera, proporcionalmente en términos demográficos, exhibieron más poder y eficacia electorales que una declinante y enfebrecida Maky. Se acabó el mito, de los Makyiavélicos. Esperemos, que una nueva clase política –gente como Magaly Deándar, y amigos que la acompañan, pueden y deben jugar ese rol–, reemplace a esas rémoras de la IV T en Tamaulipas.