El Matamoros de la BorregaJosé Ángel Solorio Martínez
La pequeñez de los cuadros panistas, la presencia del aún vivo grupo del priista Baltasar Hinojosa Ochoa –enemigo acérrimo del panismo por razones evidentes–, y la vocación aliancista de un conglomerado político que decidió sumarse a la IV T –vía Partido Encuentro Social–, empoderó al lopezobradorismo en el Ayuntamiento de Matamoros y lo mantiene como la fuerza dominante en el escenario micro-regional. Bajo ese paisaje sociopolítico: ¿Cuál es la prospectiva política en Matamoros para el 2021? 1.- Persistirá el enanismo político del PAN y sus representantes en la ciudad. Héctor Escobar Salazar, el más conspicuo de sus aspirantes a la alcaldía, no ha crecido ni se ve que pueda crecer. Llegó al Congreso, con un triunfo discutible, que se decidió hasta último momento en los tribunales por lo cerrado de su victoria: algunos 200 votos de diferencia contra el morenista que catapultado por la fuerza de AMLO casi lo aplasta. La colega de Escobar Salazar, Gloria Ivett Bermea Vázquez es una desconocida que ganó de panzazo. Ni por asomo, se piensa que pueda ganar ni una regiduría. Verónica Salazar, acaso la mejor propuesta que pueda postular el PAN, se ha desgastado en incursiones electorales fallidas. Eso, la posiciona como un elemento con poca potencia competitiva ante MORENA y sus aliados. No se avizora, cómo el PAN pueda recuperar terreno. Severo problema para el imberbe Cachorro Cantú. 2- Un alcalde –Mario López– atrincherado en el PES y en MORENA con una fortaleza muy respetable. Independientemente, de la poca o nula estructura de esos partidos, se ve potente la presencia del jefe edilicio. Ha tejido una estructura propia –de la cual forman parte muchos y destacados priistas– que le da un plus a su estatura y presencia en la ciudad. A ello suma, un trabajo gubernamental aceptable. Sin problemas, debe andar en el ten pop de los presidentes municipales de Tamaulipas. Se infiere, que con esas prendas puede aspirar a reelegirse sin conflictos. Las contradicciones y riñas internas de MORENA, no parece que puedan afectarle. Estratégicamente es un aliado necesario para mantener con expectativas la vista del lopezoradorismo puesta en el 2022. 3.- El PRI, se desangrará aún más este 2021 en Matamoros. Sí a álguien afectó el escurrimiento de Mario López a la coalición PES-MORENA, fue al tricolor. Originario del tricolor el alcalde ahora AMLOista, despedazó al priismo local. Esa historia, le permitió que el grupo de Baltasar, se sumara a su candidatura. ¿Qué generó esa circunstancia? No es tan complicado inferirla: la Borrega, provenía del establo del ex candidato a la gubernatura; Hinojosa Ochoa, deseaba venganza contra el panismo estatal que lo había hecho polvo dos años antes y el PRI, no era en ese momento garantía de triunfo contra un panismo en ascenso. Se presume, que el priismo seguirá en las coordenadas en donde opere la Borrega. ¿Qué candidato tricolor puede hacer un digno papel de candidato a la alcaldía matamorense? No se ve en el horizonte. El futuro de Mario López, es hasta donde se puede ver, luminoso. Falta la política de alianzas de MORENA y el PES, pero la fuerza indiscutible del alcalde le da la posibilidad de negociar en posición de fuerza con sus aliados. Aparte: tendrá a su mano, un actor emergente en el horizonte político nacional: el Partido Redes Sociales Progresistas, en donde tiene estrecha cercanía con los dirigentes nacionales. Faltan unas semanas para que inicie el año electoral 2021 en Tamaulipas. El crecimiento del panismo y sus aspirantes, se ve muy remoto –que está muy cerca de lo imposible– y el PRI está muy lejos de su resurrección –que está muy lejos de lo viable–. Por el acomodo de los actores políticos y el escenario que delinean, Mario López es –y puede seguir siendo– la figura hegemónica en la equina nororiente de Tamaulipas.