Los efectos de la coalición tamaulipeca PAN-PRI
José Ángel Solorio Martínez
A juicio del Cachorro Cantú, el PAN no requiere del PRI en Tamaulipas para la elección del 2021. Declaró, que su partido no debe ir en alianza con el tricolor. Por su parte, un angustiado líder del institucional, Edgar Melhem Salinas, –con una precaria preferencia promedio del 6 por ciento en el estado, implora por la coalición–.
Se infiere: el Cachorro, piensa que no necesita del tricolor ante su menguada influencia en la región.
Se presume: Edgar, quiere aferrarse a un aliado que lo saque a flote del fondo del fango en donde lo puso el electorado tamaulipeco hace dos años.
Pero, ¿en qué lugares del estado, sería funcional esa tan novedosa alianza?
(Independientemente, de a qué partido beneficie).
En Nuevo Laredo, quizá, sería de los pocos municipios en donde la coalición daría resultados valederos para el PAN y el PRI. Aquí, el PAN tiene una intención del voto como partido superior a MORENA. El azul le saca 7 puntos a partido del Presidente; el PRI, no anda tan mal: cuenta con 12 puntos de preferencias.
Las sumas nunca son mecánicas en las coaliciones.
Lo que se vislumbra, es que ir en amasiato PAN y PRI, amarrarían sobradamente la alcaldía y las diputaciones.
(Y más, cuando la candidata más potente del lopezobradorismo, Lilia Cantú Rosas, parece ser una política ingenua e inocente: los principales capitales que presume en las redes sociales, es su felicidad marital –como si a la gente le interesara mucho su vida íntima– y su alegre inclinación por comer garnachas callejeras –como si eso la hiciera más humilde y popular–).
En suma: Nuevo Laredo, se ve a la distancia, como un sitio en donde la conjunción de partidos –PRIAN–, sería exitosa.
En Reynosa, es otro lugar en el cual la coalición, podría ser ganadora. Si el escenario venidero está signado por la fractura azul –Maky y cómplices, podrían irse a otro partido– ir juntos el PRI y el PAN, daría una potencia oxigenante a un albiazul desangrado por la huida de los makyavélicos.
Ciudad Victoria, seguramente se convertiría en el fenómeno de coalición más feliz para el PAN. Arrastrando un desprestigio enorme y una rabia popular contenida, los azules capitalinos están remando cuesta arriba. No se ve cómo puedan ganar, si no es con un apareamiento con los residuos del PRI, capitaneados ya en una alianza fáctica, por el ex alcalde Oscar Almaraz Smer.
Río Bravo, también parece incorporarse al experimento de unidad con posibilidades de triunfo. El alcalde Carlos Ulibarri, ha dilapidado sus simpatías. De tal manera, que aquí es apremiante la suma de esfuerzos para ganar. De otra manera, MORENA puede dar el campanazo: pocos quieren a Ulibarri y casi nadie ama a Roxana Gómez.
En Tampico, el PAN no parece tener enemigo al frente, incluso si va solo. Con el PRI a su lado, ganaría de calle.
El PRD, al parecer, aportaría más negativos que positivos a la coalición. Sin cuadros relevantes, sin prestigio, sin potencia, es una rémora que a todos estorba.
En este escenario posible, también cuentan las fortalezas de los candidatos.
Los partidos y coaliciones frente a frente, ya están haciendo cuentas.
Edgar, reza para que se concrete la alianza.
El PAN tamaulipeco, se presume, sólo ofrecerá migajas –las fuerzas políticas se ayuntan en función de sus potencias– en caso de que se consolide la coalición y emerja con mayor claridad en la región, el PRIAN.