El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa ha reimpuesto la prohibición de vender alcohol semanas de después de haber rebajado la medidas del confinamiento en el país.
Ramaphosa ha explicado en una rueda de prensa que la prohibición de vender alcohol reduce el riesgo de peleas callejeras, violencia en los hogares y el consumo excesivo de alcohol durante el fin de semana. De esta forma, ha explicado el presidente, bajará la presión en el sistema sanitario según la BBC.
Desde que se levantó la prohibición de vender alcohol, en Sudáfrica se han elevado las hospitalizaciones por traumatismos. Ante este aumento, también se ha establecido un toque de queda nocturno para reducir los accidentes de movilidad y se ha obligado a todos los residentes a usar mascarillas en público.
A pesar de que se han abierto 28.000 camas de hospital para enfermos de COVID-19algunos centros han tenido que rechazar pacientes porque estaban al 100% de su capacidad. Además, Sudáfrica se enfrenta a una escasez grave de más de 12.000 trabajadores incluyendo enfermeras, médicos y fisioterapeutas.
En las últimas semanas el país ha notificado aumentos de más de 10,000 casos confirmados durante varios días, y el último aumento diario fue de casi 13,500. Las muertes por coronavirus han subido hasta las 4.000 y se según el Gobierno pueden llegar hasta las 50.000 hacia finales de año.
Este drástico aumento de las cifras de contagio y fallecimientos por COVID-19 han convertido a sudáfrica en uno de los puntos calientes de la pandemia. La Universidad Johns Hopkins clasifica a Sudáfrica como el noveno país más afectado por el virus.
También se trata de uno de los países con un confinamiento más duro durante abril y mayo con el cierre de prácticamente todas las minas, fábricas y empresas, y el implemento de una prohibición de la venta de licor y tabaco. Estas dudas medidas frenaron la pandemia pero han afectado seriamente a la economía con un gran aumento del desempleo y el hambre.