La ex ministra, cineasta y escritora Ángeles González-Sinde presenta credenciales como presidenta del patronato de la institución
Entre una pieza de Antonio Saura y otra de Eduardo Arroyo, Ángeles González-Sinde (Madrid, 1965), presidenta del patronato del Reina Sofía a propuesta del ministerio de Cultura, despliega sus primeras ideas sobre su misión al frente de patronato del museo en el momento más desconcertado de su historia.
¿Este es un cargo político?
Espero que no… A ver, todo es político en la vida. Una familia se fundamenta en decisiones políticas en función de los valores de sus miembros… No soy de las que denostan la política, pero la responsabilidad de este puesto debe ser entendida desde el respeto a todas las creencias, valores e intereses.
Pero su perfil y el de la vicepresidenta, Beatriz Corredor [ex ministra de Vivienda en el gobierno de Zapatero]…
Ser ex ministras no creo que sea lo único que podamos aportar al museo. Y tampoco me siento ofendida por las cuotas. Cuando fueron hombres al frente del patronato no denunciaban que fuesen hombres…
¿Cómo cree que se modificará la idea de museo y nuestra manera de ir a los museos?
Pues, en principio, hay tres exigencias que van a marcar el camino del modelo de los museos a medio plazo: sanitarias, económicas y de relación con el visitante. Eso obligará a repensar muchas cosas. La bajada de circulación de visitantes afecta a la institución, pero también a los dos restaurantes y las dos librerías de este complejo… Habrá que tomar medidas mientras, a al vez, esperamos la asignación de presupuesto que le toca a Cultura. Entonces veremos si toca o no toca hacer recortes. Estamos todavía con presupuestos de Cristóbal Montoro, imagínese.
¿La fragilidad determinará el futuro del Reina Sofía?
Este museo lleva tiempo intentando ser más que un depósito de pintura y escultura. Es un centro que dialoga con la sociedad, que genera y emite información. Y como otros ámbitos de la Cultura, durante la pandemia se ha visto empujado a pisar el acelerador a lo bestia en todo o que tiene que ver con la difusión digital y de tantear otras formas no presenciales de prestar servicio o de atraer atenciones. En el salto que hemos dado para acercarnos al futuro, el Reina Sofía está más preparado que otros. Sin olvidar que el sobreesfuerzo de los trabajadores es importante.
Los presidentes de este patronato (Guillermo de la Dehesa, Ricardo Martín Fluxá…) solían venir de la empresa y alrededores. Usted viene del cine y la literatura.
Por eso me sorprendió la propuesta de asumir la presidencia de este patronato. Yo también tenía la idea de que un cargo así estaba más enfocado a alguien con relaciones en el ámbito económico que pudiese traer patrocinios a la institución.
¿Entonces…?
Pero lo asumo como un trabajo en equipo con la vicepresidenta Beatriz Corredor y con los vocales de este patronato, tan relevantes, y tan vinculados emocionalmente al museo. Así que confío en que esa parte que yo no cubro la hagamos entre todos.
¿La complejidad del momento frenará los mecenazgos?
Ese es el desafío que tienen ahora todos los museos. Y no sólo los mecenazgos, hay que intentar seducir a los visitantes locales que quizá no se habían atrevido a entrar hasta ahora en este centro de arte. Es el momento de que aprovechemos la quietud que viven los museos para descubrirlos. Ver el Guernica como se puede contemplar ahora es un privilegio de reyes o de presidentes de república.
¿A los museos se va a ver pasado más que presente?
No tanto. Vas esperando encontrar algo que apele a tu presente, aunque sea de una manera inconsciente. Y aunque la pieza que te emocione o te cuestione sea de ayer o de hace un siglo.
En este momento, después de años atacados por un cierto histerismo de cifras de visitantes, los museos, como las ciudades, parece que recobrarán su escala humana.
Sí. Creo que por un tiempo se acabará esa guerra de cifras, igual que ya ha pasado el tiempo de las grandes exposiciones de masas. Al menos durante unos años. Por seguridad, por coste, por patrocinio y por el fin de las aglomeraciones.
¿El Reina Sofía es un museo de izquierdas?
Un centro de arte no puede dar la espalda a la sociedad porque se condena a la esterilidad.
Pero no ha contestado.
El pensar sobre los malestares del presente, como hace este museo, no sé si lo convierte en un espacio de izquierdas. En cuaquier caso, el Reina Sofía es más progresista que conservador.