Inspirado en la forma musical pasacalle, el director de Música de la UNAM, José Wolffer, buscó un esquema en el que la estafeta se pasara de un intérprete a otro
Viernes 29 de mayo de 2020. La Dirección de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) participa en El Aleph. Festival de Arte y Música. Las posibilidades de la vida: Covid-19 y sus efectos, con el proyecto PASAsinCALLE, ejercicio de improvisación musical que alude al método de multiplicación de un virus.
Su realización está a cargo de la Academia de Música Antigua (AMA) de la UNAM y el ensamble independiente Liminar. El primer ensamblaje de PASAsinCALLE, que toma su nombre de una forma musical originada en el siglo XVII, se estrenó de forma virtual el miércoles 27.
Los otros dos ensambles se programaron para ayer y hoy.
José Wolffer, director general de Música de la UNAM, expresó a La Jornada que el proyecto surgió a raíz de la pandemia. Observó que las manifestaciones de los músicos en las redes sociales, aunque encomiables, también era “un poco triste que la manera de concertar a los músicos fuera a posteriori, en una edición donde se juntaban unos con otros, como un modo de subsanar la imposibilidad de hacerlo de forma presencial”.
La idea de Wolffer fue buscar un esquema en el que se pasara la estafeta de un músico a otro, con la finalidad de generar un proceso más orgánico. Llegó al pasacalle precisamente para buscar una forma que propiciara la variación. Surgió en una conversación virtual con el compositor Andrés Solís y Jorge Cózatl, coordinador artístico de la AMA. Su premisa es de un proceso abierto, no finito, pensado para continuar más allá de esta primera entrega.
Improvisación, elemento central
El estreno del día 27, de cuatro minutos de duración, consistió en una versión de 10 módulos, grabados, en los que igual número de músicos improvisaron o interactuaron sobre la entrega anterior. Wolffer precisa que el pasacalle consiste en variaciones sucesivas sobre un bajo repetido. Reflexiona: “Si partíamos de una, cada variación sería una improvisación a cargo de un músico diferente, nos permitía adoptar la práctica, tan habitual en este momento, de grabarse con el celular, pero introducir a la vez un elemento de secuencia y mutabilidad”.
Asimismo, asumir la improvisación como elemento central del ejercicio establecía un puerto de comunicación entre dos ámbitos, donde esta práctica es frecuente y esperada (a diferencia de la música clásica y romántica): la música antigua y la contemporánea. Eso daba pie de forma muy natural a la participación de la AMA y la invitación al ensamble Liminar.
Para el bajo se utilizó una pieza del compositor Frescobaldi, maestro barroco del pasacalle, y se grabaron dos versiones del mismo, una con cada agrupación.
El proceso de mutación se desencadenó de la siguiente forma: el participante número uno grabó su improvisación con su celular mientras escuchaba con audífonos el bajo realizado por la AMA. Esta grabación fue la primera estafeta y se envió al segundo participante, quien grabó su improvisación sobre el mismo bajo. Se trata de que su intervención entrañe una reacción a la estafeta recibida, ya sea una variación, una respuesta, una glosa o un comentario. Así, sucesivamente, hasta cumplir el ciclo de los 10 participantes.
Al finalizar el ciclo de grabaciones (todas con celulares, supervisadas de manera remota por un equipo dedicado a ello), “contábamos con dos versiones del bajo y 10 módulos. Ahora, venía el momento de jugar con los Legos. De lograr que los músicos –que no habían convivido más que al escuchar el bajo y entregarse la estafeta uno al otro: sólo conocían la improvisación del participante inmediato anterior– se reunieran en un foro virtual donde pudieran sonar todas y todos juntos.
“Esto sí, bajo la ‘batuta’ de un artífice editor, un músico invitado que nos ofreciera su mezcla, su concierto de participantes. Dos de los ensamblajes están a cargo de Andrés Solís y uno estuvo realizado con becarios de la AMA.”
Wolffer resume: Tenía la idea de establecer una cadena de interacciones. Así como el virus puede mutar y convertirse en una amenaza para la especie humana, un organismo musical puede también mutar. Por eso desembarcamos en una forma del pasacalle que plantea una secuencia de variaciones.
LA JORNADA.