Por: José Ángel Solorio Martínez.-
¿Qué escenarios se configurarán en Tamaulipas luego de la definición de la lucha por la dirigencia nacional de MORENA?
¿Qué actores se fortalecerán?
¿Quiénes saldrán debilitados?
A saber, se delinearán los siguientes paisajes sociopolíticos en el lópezobradorismo organizado en la entidad:
1.- El triunfo total de la fórmula encabezada por Porfirio Muñoz Ledo –Citlalli Hernández, iría en la Secretaría General–. Le imprimiría una potencia absoluta al grupo de Bertha Luján: se galvanizaría en el control de la Presidencia y de la Secretaría General. Esa posibilidad, se sumaría al control hegemónico que los lujanistas tienen en el Consejo Nacional, segunda instancia institucional de poder de ese partido.
La Izquierda auténtica, tendría la posibilidad de imprimir su sello en las políticas de su organización.
Esta correlación de fuerzas, amacizaría en la carrera por el 2021 tamaulipeco, a los liderazgos con más vigor en la pelea por las 43 alcaldías, las 32 diputaciones locales y los 9 escaños del Congreso de la Unión.
2.- La victoria de Mario Delgado por la Presidencia y de su aliada en la Secretaría General del partido. Esta opción, aportaría una fortaleza muy marcada al interior del partido del grupo de los neoliberales maquillados. La variable no les proporcionaría un control absoluto en la organización lópezobradorista; veríamos sí, un intenso debate en los Congresos y en los Consejos partidistas, para llevar a la práctica las torales políticas morenistas. (Las candidaturas a diferentes cargos de elección popular y la elección de los miembros del CEN, si hay que renovarlos, pasarán necesariamente por el Consejo o por algún Congreso, ordinario o extraordinario; justo, en donde tienen mayoría absoluta los correligionarios de Bertha Luján).
Todo ello, en Tamaulipas le daría un incuestionable capital político a sus aliados: diputados federales, diputados locales, y uno que otro aliado orejano. Muy viable: lloverían candidaturas a los simpatizantes de Mario con la obligada negociación con los lujanistas.
3.-El éxito de Mario Delgado, pero la derrota de su Secretaria General. Los números preliminares, favorecen por mucho a Citlalli Hernández (Compañera de Porfirio y afín a Luján). La Presidencia de Delgado, sería una responsabilidad mucho muy acotada. La mayoría de las estructuras partidistas, estarían en manos de los lujanistas: la Secretaría General, el Consejo Nacional y el Congreso Nacional. (Y muy probablemente la mayoría de los miembros del CEN).
En este caso, los amiguitos de Delgado quedarían en la semi-orfandad. Sobre todo, aquellos que sin consensos sociales, sin capitales políticos y sin el decoro de gente honorable, esperan únicamente el beneficio del dedo de Mario. En este caso, hay que anotar a Armando Zertuche Zuani, al Calabazo Villegas, a Erasmo González, a Edna Rivera, a Lilia Cantú Rosas, a Olga Sosa y otros engendros de similar ADN.
4.- La procedencia de las quejas de algunos candidatos ante el TRIFE para reponer el proceso encuestador. Ello podría generar que el actual dirigente Alfonso Ramírez Cuéllar se entronice en el cargo. Es decir: Gibrán y Rojas Durán, le levantarían la mano a Ramírez Cuéllar por unos dos o tres meses más en la peor de las sentencias.
Se entiende: aquellos, que poseen presencias incuestionables, van en cualquier escenario. (Para ejemplificar, diremos que los alcaldes de Madero –Adrián Oseguera Kernión– y el de Matamoros –Mario López–, están más allá del bien y del mal: hasta contendiendo bajo el amparo de otros partidos y otras siglas, ganarían su reelección).
Bajo esas expectativas, el grupo de Bertha Luján al interior de MORENA, ni suda ni se acongoja. Se ha blindado en la trinchera de los aparatos partidistas. Gane quien gane, deberá negociar la tan esperada gobernabilidad y la institucionalidad morenistas con ese actor.
Esos, son escenarios para la Izquierda auténtica de ganar-ganar.
Los promotores de Mario en Tamaulipas, andan con el Jesús en la boca: el aire les hace temblar –aparte de la güila– la luz de su delgada y débil vela.