El astrofísico, miembro del Colegio Nacional, doctor Manuel Peimbert Sierra, además de ser bisnieto de Justo Sierra, fundador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es uno de los científicos mexicanos más reconocidos en el mundo, y el que más nos enorgullece.
Miembro titular de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la Sociedad Estadunidense de Física (APS, por sus siglas en inglés) le otorgó el Premio Hans A. Bethe 2012 por sus notables contribuciones a la ciencia, además de haberse hecho acreedor a la medalla Sociedad Astronómica de México 2012, por su notable trayectoria. Por el momento, la pandemia mantiene cerradas las puertas del Instituto de Astronomía de la UNAM y Peimbert sólo sale de su casa a comprar fruta, con el debido cubrebocas.
–Manuel, como científico, es inevitable que hables de la pandemia.
–En la Biblia hay, por lo menos, tres personas que se fueron vivas al cielo; en la novela de García Márquez, Remedios La Bella también se va al cielo, y tenemos un dicho en México, que lo que sucede dos veces sucede tres. Entonces, si cuatro personas se fueron vivas, se pueden ir otros 10 o 20. A lo mejor tú y yo nos vamos a ir vivos al cielo. No hay que pensar que vamos a morir. No creo que todos vayan a morir; se han muerto muchos, pero a lo mejor, de aquí en adelante, ya no se van a morir nunca.
–Dios te oiga. ¿Cómo ves los recortes gubernamentales a la ciencia y a la cultura? ¿Cómo vamos a salir adelante en la ciencia, y otros aspectos de la cultura, si se recorta el presupuesto en esa forma?
–Yo sigo muy contento con López Obrador, lo está haciendo muy bien y hay que apoyarlo. Creo que lo que hace, va mucho más allá de los problemas que confrontamos los científicos.
–Entonces, ¿a apretarnos el cinturón?
–Sí, tenemos que ser más generosos…
–Desde un principio AMLO dijo: Primero los pobres…
–AMLO está trabajando por los que menos tienen porque es urgente tener una sociedad más igualitaria. El 10 por ciento más rico de la sociedad gana 30 veces más que ese 10 por ciento que menos gana. En los países del norte de Europa, 10 por ciento que más gana, obtiene siete u ocho veces más que ese 10 por ciento que menos gana, y eso porque hay becas de desempleo para los que menos reciben. Tenemos que apostar a los que menos tienen para tener un país más razonable, más vivible. El interés de AMLO es tener una sociedad más igualitaria. En México, el número de personas que termina sus estudios universitarios, de licenciatura, es como de 20 por ciento. Si nos vamos a los países europeos, 80 o 90 por ciento termina la licenciatura. En México estamos totalmente rezagados. Mientras tengamos esos retrasos seguiremos viviendo en una sociedad polarizada y con menos, y hasta nulas, oportunidades para los que menos tienen.
–Si no comemos, imposible alimentar nuestro cerebro…
–No tiene que ver con que el mexicano sea menos inteligente que el europeo, sino con la estructura económica, la manera en que se gasta el dinero. Es indispensable apoyar a los que menos tienen. Noventa por ciento de los mexicanos debe terminar sus estudios universitarios, como sucede en Finlandia, Islandia o Noruega.
“En 2006, 800 científicos dimos nuestro apoyo a AMLO; yo fui el responsable del desplegado que se publicó en La Jornada. Nunca he hablado con López Obrador, pero, en términos generales, estoy de acuerdo con todo lo que hace. Necesitamos volvernos un país más vivible y más razonable para todos, un país menos desigual…
–Sin embargo, científicos y artistas se quejan amargamente del recorte a la cultura…
–A escala mundial, en México se gasta 0.4 por ciento del producto interno bruto en el desarrollo científico, mientras en Europa se destina 2 por ciento; en los países desarrollados, como los de Europa o China y Japón va de uno a 4 por ciento; los países que cuentan con un gran desarrollo científico gastan de uno a 4 por ciento en el desarrollo de su ciencia; estoy en favor de que aumente ese gasto. En el sexenio pasado y hasta el año pasado andaba por 0.4 por ciento, y mucho de ese dinero se iba en salarios; esto significa que tenemos pocos científicos y pocos mexicanos que terminan la universidad. Entre más mexicanos la concluyan, más va a impulsarse la ciencia y todas las ramas de la cultura, química y matemáticas, cine y biología.
Todo es parte de la cultura, y hay que impulsarla pensando en los que menos tienen. La diferencia entre los que terminan y los que no se debe a nuestra pésima estructura económica.
–Los jóvenes necesitan trabajar para mantenerse. Por tanto, su carrera pasa a segundo lugar…
–Debería haber apoyo económico hasta los 18 o 21 años, para que todos lleguen a la educación superior. Las personas que tienen los millones creen que los tienen porque son más inteligentes, pero no es cierto. Cualquier mexicano, si se le da una buena educación, puede llegar muy lejos…
–Manuel, antes la mayoría de los muchachos se dirigían a carreras que dan dinero: administración, economía, arquitectura, ingeniería. ¿Crees que ahora también tienen mejores oportunidades si se dedican a la ciencia?
–Creo que sí, aunque son procesos muy lentos. Hace 50 años, 5 por ciento llegaba a la universidad, y ahorita lo logra 30 por ciento y termina 15 por ciento. Quisiéramos que llegara 90 por ciento y terminara 80 por ciento. Hay que apoyar todas las disciplinas. Es tan importante la filosofía como la medicina, las matemáticas como la literatura. Tenemos que avanzar en todos los campos.
–Manuel, no es por darte coba, pero hemos destacado en física, en astrofísica gracias a ti, pero también sobresalimos en arquitectura, en cardiología, en medicina, en arte…
–Creo que tuvimos mucha suerte con los Tres Grandes y otros pintores, por eso, en la medida en que se eduque a más personas, se empujarán todas las áreas de la cultura, incluso la ciencia. Dentro de 20 o 30 años, la mitad de los mexicanos estará terminando su educación superior, pero tenemos que apoyar todas las disciplinas en conjunto, no a una sola. Necesitamos buenos músicos, buenos cirujanos, buenos filósofos, buenos literatos, buenos físicos…
–Antes, en la UNAM, los jóvenes hacían fila para entrar a la carrera derecho porque ahí sí había dinero, en cambio no lo había para la ciencia, porque no produce…
–Puros cuentos. La ciencia ha producido en los países ricos que no están dirigidos por hermanas de la caridad, sino por gente con interés en dominar al mundo y, por tanto, apuestan a todas las ramas de la ciencia, meten dinero a todo tipo de investigaciones científicas. Necesitamos que los adolescentes puedan dedicar 40 horas a la semana a sus estudios y muchos no lo logran porque tienen que vender chicles en las esquinas. Si no dedicas 40 horas a la semana a tus estudios, no sales adelante. ¡Ah, es que son muy tontos! No, no es cierto, son tan inteligentes como los que terminan, pero los que lo logran cuentan con apoyo económico familiar que les permite dedicar 40 horas a la semana a su interés profesional. En última instancia, el problema más de fondo es el de la distribución de la riqueza de México: 10 por ciento que menos gana, gana 30 veces menos que 10 por ciento que gana más, así, estadísticamente. Esta diferencia hace que las personas con menos dinero no lleguen a cumplir sus sueños o quizá no tengan los sueños adecuados, ve tú a saber. Insisto, estamos mal por nuestra distribución de la riqueza. ¿Cómo la cambias? Creo que la educación es uno de los motores de transformación; por eso, impulsar la creación de universidades y politécnicos en todos lados estimularía a los adolescentes a dedicarse de tiempo completo al estudio.
–¿Tú crees, Manuel, que se necesita un cerebro masculino para dedicarse a la ciencia?
–No, no, somos iguales; hay tantas mujeres extraordinarias. Creo que, en promedio, 90 por ciento de la población mexicana, desde su nacimiento, tiene la capacidad de terminar la universidad pero no puede sin apoyo económico…
–Si todos adoptáramos a uno o a una estudiante y pagáramos su carrera, ¿salvaríamos a México?
–Sí. En los años 50 se decía que los estudiantes de la UNAM éramos mejores que los del Politécnico; había grandes pleitos entre las dos escuelas. Viene el 68 y resulta que hay gran afinidad entre el Politécnico y la UNAM: tenemos como meta común el bienestar de todo el país. Raúl Álvarez Garín y yo fuimos a la Prepa 5. Él entró a la Facultad de Ciencias de la UNAM y yo también; luego, él se pasó al Politécnico; conoció bien los dos sistemas. En aquellos años, la gente más rica quería que sus hijos fueran a la UNAM. Ahorita hay más gente de clase media en el Politécnico y tanto la UNAM como el Poli cuentan con muy buenos investigadores.
–Mi hijo físico, Emmanuel Haro, dice que los de la UNAM se creen mucho… Pasando a otro tema, tengo la impresión de que pocos escogen estudiar ciencias por falta de información…
–Tenemos un bagaje histórico que despreció la divulgación, y es tan importante como la investigación. En los países desarrollados hay grandes divulgadores que atraen al público. En nuestro caso hay un rezago en la divulgación científica.