El 23 de abril, un paciente de 29 años subió a la azotea del Hospital General Enrique Cabrera donde amenazaba con arrojarse tras ser diagnosticado con coronavirus.
Eran cerca de las 09:30 horas cuando recibió el reporte: “¡Código negro!”. Salió de inmediato de la caseta de vigilancia y se dirigió al Hospital General Enrique Cabrera, alcaldía Álvaro Obregón, en donde se reportaba que un hombre diagnosticado con covid-19 pretendía arrojarse desde la azotea. Ignacio Camacho Cervantes, policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), y dos elementos más, se apresuraron para intentar evitarlo. Al llegar, vieron a aquel paciente, de 29 años, muy cerca de la orilla del techo.
El hombre había salido del área asignada para la atención de esta enfermedad y logró subir por las escaleras de emergencias. “Vimos al paciente en la orilla del hospital; era un hombre de 29 años. Empezamos a dialogar con él, mi compañero se puso del lado derecho, yo del lado izquierdo y una compañera a espaldas de él y empezamos a dialogar; nos decía que lo dejáramos ir, que se quería ir”, narra a MILENIO el policía Camacho Cervantes. Cada minuto era un miedo que fue vencido por la adrenalina en el cuerpo del oficial, quien empleó palabras de persuasión para que el paciente no se aventara “o hiciera una tontería”. Poco a poco se acercaron a éste insistiendo en todo momento que se calmara y que les dijera qué pasaba. “Le decíamos que se calmara y que se esperara si quería su alta o algo así para que se retirara y nos esperara a que le llamáramos a sus familiares para que se lo llevaran mejor y no hiciera una tontería. Él decía que lo dejáramos ir e insistíamos que se calmara y que habláramos, que dijera qué quería para empezar a ganar su confianza, pero sólo nos volteaba a ver y nos decía que lo dejáramos ir”, cuenta.
Fue en una acción inmediata que al voltearse el paciente, los tres policías lo jalaron por los brazos hasta acercarlo a una parte segura del hospital y en cerca de 30 minutos evitaron que el hombre se arrojara. “Nos fuimos acercando hablándole para que no fuera a aventarse; mi compañero y yo lo agarramos de los brazos para jalarlo hacia la parte de en medio de la azotea y le dijimos que descansara y se hincó”. En el camino, recuerda, no intercambiaron muchas palabras con el paciente; sólo lo llevaron de nuevo al área covid; lo acercaron a su cama y le pidieron que se acostara para posteriormente los médicos lo siguieran atendiendo. Una vez que dejamos al paciente en su cama, pasamos al proceso de sanitización. Quitarnos el los guantes y cubrebocas y descontaminarnos, luego pasamos a bañarnos y después fuimos a descansar, nos dijeron que descansáramos”, narra.
Nota tomada de milenio.com