Los cuatro ex presidentes vivos de EEUU, su ex secretario de Defensa y otros altos mandos militares denuncian la estrategia del magnate de intentar “dividir” a los estadounidenses.
Los cuatro ex presidentes vivos de Estados Unidos, el ex secretario de Defensa y ‘estrella’ de los dos primeros años del Gobierno de Donald Trump, el ex jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el ex jefe de gabinete, y una senadora del Partido Republicano han atacado duramente la política del actual presidente para manejar las protestas -en ocasiones violentas y acompañadas de saqueos generalizados- desencadenadas tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos del policía blanco Derek Chauvin, el 25 de mayo.
“Necesitamos un Estado que sea tan bueno como sus ciudadanos, y nos merecemos algo mejor que esto” (Jimmy Carter, presidente de 1976 a 1980). “La gente que tiene poder, debe ir por delante, responder a las preguntas, y hacer que cada vez más gente sea “nosotros” y cada vez menos personas sean ‘ellos'” (Bill Clinton, presidente de 1992 a 2000). “Hay un camino mejor: el camino de la mejor: la empatía, el compromiso compartido, la acción decidida, y la paz basada en la justicia. Confío en que los estadounidenses, unidos, sean capaces de encontrar ese camino” (George W. Bush, presidente de 2000 a 2008). “Esto no es decidir entre esto y lo otro. Para lograr el cambio hay que hacer que la gente en el poder se sienta incómoda, y trasladar eso a soluciones prácticas y a leyes” (Barack Obama, presidente de 2008 a 2016).
Ésas son las frases del ‘Club de los Presidentes’ -como se conoce en EEUU a los ex jefes de Estado y de Gobierno- contra Donald Trump por la muerte de Floyd, cuya autopsia ha revelado que tenía coronavirus, aunque no falleció por esa enfermedad, sino por asfixia, y cuya muerte sigue provocando protestas masivas en EEUU, aunque en los últimos dos días éstas han sido mayoritariamente pacíficas y con menos saqueos.
Las declaraciones de los ex presidentes tienen peso institucional, igual que la admisión por parte de gigantes del mundo de la empresa como los líderes de las nuevas tecnologías como Amazon, Microsoft, Google, Apple, Uber y Lyft, o el mayor banco de EEUU, JP Morgan, de que EEUU tiene sigue practicando discriminación racial. Pero no tienen demasiada relevancia en el terreno electoral. La base de Trump cree firmemente que el presidente es el enemigo del ‘establishment’, y que todos los que le critican están vendidos. Incluso el que la senadora republicana Lisa Murkowski haya afirmado que no está segura de que vaya a apoyar la reelección del presidente en noviembre tiene poco peso. Murkowski representa a Alaska, un estado en el que Trump va a ganar.
Pero sí hay algunas afirmaciones que pueden tener un impacto más directo entre los seguidores de Trump. Entre ellas, la condena, en la revista ‘The Atlantic’, de las políticas del presidente realizada por el ex jefe del Estado Mayor, el almirante Mike Mullen. Y, sobre todo, la del general de cuatro estrellas y secretario de Defensa James Mattis, que goza de un prestigio inmenso entre la base de votantes de Trump, que ha acusado al presidente de ser un peligro para la Constitución, y ha comparado el tono divisivo de su retórica al de la Alemania nazi. Las afirmaciones de Mattis tienen peso, porque Trump siempre se ha identificado totalmente con los militares. Y ahora, la mayor estrella de las Fuerzas Armadas de EEUU, se ha vuelto en su contra. Aunque los votantes de Trump no le van a abandonar ni aunque Mattis le critique, para ellos es como si el elegido del ‘trumpismo’ hubiera cometido apostasía. Si hasta Mattis critica a Trump, ¿quién va a ser el siguiente? ¿Ivanka?
Es cierto que Mattis había salido del Gobierno en 2019 por su oposición al mandatario sobre la retirada de Siria, y que las relaciones entre los dos habían pasado de ser cordiales a inexistentes. Pero el calibre de sus ataques -como los de Mullen, en ‘The Atlantic’, que es propiedad de la viuda de Steve Jobs, Laurene Powell- es enorme. El general llega a comparar la retórica de Trump con la de la Alemania nazi al afirmar que “las instrucciones transmitidas a nuestro soldados antes del Desembarco de Normandía les recordaban que “el eslogan nazi para derrotarnos era ‘Divide y vencerás’. La respuesta estadounidense es ‘La unión hace la fuerza’. Debemos lograr la unidad para superar esta crisis, y confiar en que somos mejores que nuestros políticos”.
El general declara incluso su apoyo a los manifestantes al afirmar que “las palabras ‘Iguales Frente a la Justicia’ están grabadas en el frontispicio del Tribunal Supremo. Eso es precisamente lo que los manifestantes están reclamando. No debemos distraernos porque unos pocos de ellos violen la ley”, y afirma que la decisión de Trump de usar el Ejército para reprimir las protestas en la capital del país, Washington, es “violar los derechos constitucionales de sus conciudadanos”.
Trump ha reaccionado atacando a Mattis en Twitter y diciendo que él le echó del cargo, y la Casa Blanca ha declarado que “el general no sabe lo que pasa en las ciudades”, en un nuevo esfuerzo del presidente para crear una división entre las áreas rurales, donde se concentra su voto, y los núcleos urbanos, que son demócratas. Pocas horas después, otro general de los Marines, John Kelly -ex jefe del Mando Sur de EEUU, que supervisa América Central y del Sur, y ex jefe de gabinete de Trump hasta hace un año y medio- apoyaba a Mattis y negaba que le hubiera echado el presidente. En lugar de eso, según Kelly, Mattis dimitió.