Por Oscar Díaz Salazar
El presidente municipal de Altamira, Armando Martínez, es de los pocos políticos de morena en Tamaulipas, que han hecho propia la identidad gráfica, los colores, los logotipos, las frases, las ideas fuerza, las arengas y todo eso que se conoce como la parafernalia de morena y su cuarta transformación.
Los otros alcaldes de morena (y PT), parece que se avergüenzan o se sienten incómodos con los colores del partido que les permitió llegar al cargo, a pesar de que varios de estos vistieron con orgullo, y hasta presunción, las prendas con la combinación de colores de sus partidos anteriores, lo mismo tricolores que albiazules.
Mucho se ha criticado a los gobernantes que utilizan los colores de sus partidos políticos y los aplican en el
mobiliario urbano, la papelería, e incluso lo imponen a la vestimenta de sus trabajadores y a las comunidades escolares.
Es curioso que la molestia por el uso de colores (combinaciones) inició o se acrecentó a partir de la alternancia política, lo que me hace pensar que esa molestia es inducida por los que fueron desplazados del gobierno.
Mucho se puede debatir sobre esta práctica de usar los colores del partido cuando se llega al gobierno. Más lo que hoy quiero destacar y reconocerle al presidente altamirense, Armando Martínez, por ese compromiso que ha hecho con el partido (coalición) que le permitió acceder al cargo.
De los municipios tamaulipecos que son gobernados por morena, Altamira es el único en el que reconoces de inmediato la fuerza política que está gobernando.
Con políticas como esta y con obras de gran impacto en los sectores populares, Armando Martínez trabaja para su reelección.
La fotografía es de una estación de espera del transporte colectivo