Por Oscar Díaz Salazar
Nicolás Mollinedo, apodado Nico, fue el personaje que se hizo famoso a partir de la revelación de su salario de sesenta mil pesos mensuales, por el trabajo de chofer al servicio de Andres Manuel López Obrador, cuando el hoy presidente era Jefe de gobierno del Distrito Federal.
El pago de sesenta mil del águila para su chofirete, se utilizó por un buen tiempo, por los enemigos políticos de Lopez Obrador, como un ejemplo de la falsa austeridad que predicaba, más no aplicaba, el entonces gobernante de la capital de la República y líder moral del PRD, que en ese tiempo era su partido y el partido de izquierda más sólido.
Nico conducía el Tsuru blanco en el que se transportaba Andres Manuel cuando fue Jefe de gobierno, de lo que hoy se conoce como CDMX.
Para los detractores, el caso de Nico y su generoso salario, era la prueba de la falsa austeridad, de la simulación, del derroche, de la discrecionalidad en la asignación de salarios, de la simulación al utilizar un vehículo austero con un chofer con salario de Ejecutivo. Desde la defensa, ocasional, breve, tangencial y tímida, se argumentó que Nico cumplía diversas tareas (hoy dirían que era multitask), que era muy eficiente, que atendía responsabilidades que normalmente se encargan a varios individuos, (asistencia, seguridad, protección, asesoría, ayudantía y chofer), y de pilón decían que Nico era un ejemplo de la movilidad social que impulsaba su jefe para todos sus gobernados.
Pues un caso como el de Nico, un ejemplo como el de Nico, tal vez inspirado en Nico, lo encontramos más de veinte años después en el norte de Tamaulipas, entre los seguidores del lopezobradorismo, que hoy se cobijan en las siglas de morena y la bandera color marrón (¿o vino, o guindo?).
La historia de Nico se queda corta y palidece, con todo y sus sesenta mil pesotes mensuales (del año 2000), ante el regalo que recibió el chofirete que hoy despacha como presidente municipal de Río Bravo, Tamaulipas, Joel Eduardo Yañez Villegas.
El Calabacito tierno de Río Bravo llega a la posición con él antecedente de haberle chofereado al Calabazo Villegas, cuando el hoy secretario de gobierno fue alcalde de Río Bravo y antes diputado federal por el
Distrito 3.
Creo oportuno aclarar que no descalifico a nadie por los trabajos que ha desempeñado y que antes que molestarme, me alegra y me estimula enterarme de historias de éxito y de ascenso económico y social.
Pero también creo qué hay una enorme diferencia entre los individuos que trabajan para conseguir el éxito, se preparan y se esfuerzan, y los que se encumbran por capricho de terceros y por obra y gracia de su zalamería, a la manera de Incitatus, el caballo que Caligula hizo nombrar Cónsul.
Y en la historia del Calabacito tierno no hay capítulos de estudio, de aprendizaje o de sacrificio. Pasó directo del volante de la F150 y la Suburban, a la silla del águila en el despacho presidencial del Ayuntamiento de Río Bravo.