osé Ángel Solorio Martínez
¿Qué le toca al tricolor tamaulipeco en la contienda del 2024 en la región, por su participación en la coalición de PAN-PRI-PRD?
Con la escasa presencia y fuerza que ha demostrado en los recientes comicios, se puede inferir: muy poco.
Casi nada.
Siendo optimistas: casi nada, es mejor que nada.
Al menos en las candidaturas el ex invencible, podría llevarse las suplencias en las senadurías; la encabezada por varón y la capitaneada por mujer.
Dos ex dirigentes estatales, -Ramiro Ramos y Edgar Melhem- son los representantes de ese partido que más medallas llevan en el pecho. El primero, ya declaró que puede ser candidato titular; de igual forma, Enrique Cárdenas del Avellano ha lanzado al viento sus sueños de ser abanderado por su partido; éste, no es tan exigente: pretende ser candidato a lo que sea.
Ramos y Melhem, serían dignos representantes priistas como suplentes: tienen experiencia, son conocidos, y saben cómo funciona el sistema político mexicano.
Sin duda: son buenos cuadros…
…lo pésimo, es el escenario sobre el cual se mueven: una sociedad tamaulipeca que repudia al PRI; un electorado que rechaza al PAN y sus aliados; y un tricolor en lo más bajo en su historia de sus preferencias electorales: apenas puede presumir de dos diputados locales en el Congreso y cero alcaldes, en su establo.
En la propuesta de candidata al senado, por el priismo, puntea la tampiqueña , Paloma Guillén. O la increíble y habilidosamente parasitaria, Montserrat Arcos.
Otra área en disputa, en la cual el institucional, llevaría dignas suplencias, es en varias diputaciones federales.
Hasta hoy, sólo un escaño de mayoría está seguro para el PAN y socios: Tampico.
En el puerto, Chucho Nader -líder real del panismo del sur tamaulipeco- es la expresión más sólida de la sociedad PAN-PRI-PRD que, al momento, tiene bajo control una ciudadanía mayoritariamente cómoda con el gobierno y la ideología azul.
El PRI, tendría mano en proponer una suplencia que podría ser de los pocos, muy pocos, espacio de poder que tenga a la mano.
El Congreso local, sería uno de los sitios privilegiados para el ex invencible. Con todo y que sus números en la entidad, son cada día más precarios, podría obtener una o dos curules. Actualmente, tiene dos; con datos que auguraban valían sus 100 mil votos en el estado. (Ahora, andan por los 50 mil sufragios, lo que puede aminorar la representación del par de legisladores).
Si un diputado obtuviera, sería formidable resultado para lo que realmente representa en el espectro político de la comarca.
Donde se iría de gane el PRI, va a ser en los candidatos a alcaldes. Al menos en las ciudades grandes -únicamente Tampico se salva-, PAN-PRI-PRD, hasta complicado será encontrar candidatos potentes y competitivos. En Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo, Matamoros, Victoria, Altamira y Madero, no tiene -a menos que la IV T, cometa errores groseros- nada que hacer la coalición conducida por el PAN. En los restantes 36 municipios, gobierna el PAN, pero su relevancia política y económica es tan reducida que a pocos interesa gobernar.
En esos marginales sitios, es probable que el azul, pierda más de la tercera parte, toda vez que el soporte del gobierno estatal de otras épocas -definitorio- ya no existirá.
En suma: el tricolor, seguirá en su descenso acelerado y evidente.
¿Será?
Sin financiamiento decoroso; sin liderazgos; sin cuadros emergentes; sin candidatos poderosos; sin prestigio y lo peor: sin una narrativa salvadora…
El neoliberalismo, es tan voraz, insensible, e insaciable, que termina devorando a sus profetas